imagen tomada del sitio web: https://orientacionmachado.wordpress.com/2018/02/05/aprendizaje-y-memoria/
La memoria y el
aprendizaje son dos procesos que permanentemente están entremezclados en
el argot escolar como si fuera uno. Y es que, quizás, y a tenor de todo lo que
la neurología está poniendo encima de la mesa, lo son:
“Aprender y memorizar
es una unidad neurobiológica”
Últimamente en
diversos diálogos, debates y artículos, muchos docentes estamos
aportando argumentos en contra del excesivo culto que las prácticas de
enseñanza otorgan a la memoria como valor de aprendizaje. Un exceso que hemos
convertido en una cultura educativa y de la que nos está costando salir: el memorismo como arte y práctica
educativa. En este intento de huída, y por efecto rebote,
hemos convertido a la memoria en una proscrita de los procesos de aprendizaje
que denominamos activos, pasando así de ser el centro de lo que considerábamos
aprender, a ser la “olvidada” y, seguramente, errando en su concepción por
“pasarnos de frenada”.
“Debemos considerar que el
avance en las investigaciones de las neurociencias y los nuevos descubrimientos
nos están permitiendo conocer con mucha más profundidad el funcionamiento del
cerebro, sobre todo en lo referente a lo que realiza durante el aprendizaje de
las personas, el almacenamiento de la memoria y el desarrollo de múltiples
inteligencias, actividades conocidas como procesos de cognición”.
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